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Zaíra Rodso comenzó caminando por las calles con una libreta en la mano y así continúa, la realidad es que la inspiración puede llegar en cualquier momento por eso lo mejor es llevar siempre a mano tu cuaderno de diseños para apuntar todo lo que te sirva.

Una vez llega tu musa lo mejor es dedicarle un tiempo, hacer una lluvia de ideas, buscar información y dejar volar a la imaginación.

La inspiración puede llegar de una película, un objeto, un viaje, hay millones de opciones, en mi caso para la primera colección mi inspiración fue la maternidad.

Así que una vez tuve la idea el siguiente paso iba a ser para mí el más complicado, encontrar una fábrica.

Anteriormente había hecho muchos zapatos pero siempre trabajando con artesanos, ahora necesitaba alguien que pusiera la misma pasión pero a un nivel más grande.

Después de tantear varias fábricas encontré la persona perfecta para ayudarme a hacer este sueño realidad. Todo esto sucedió en plena entrada de pandemia así que viajar, conocer a la persona, la fábrica, tocar pieles, elegir colores iba a ser complicado, todo sería  online y no pude encontrar una persona mejor para esto, pues él hizo que todo el proceso sucediera como si estuviera allí. En todo momento había cercanía, vi la fábrica, el proceso por el que pasaba mi calzado, vi cientos de fotos para elegir, pieles, colores, hormas, tacones, hice varios prototipos hasta llegar a los modelos definitivos y quedar totalmente satisfecha.

Los comienzos en general siempre son duros pero en tiempos de pandemia y con una bebé las 24/7 empezar este proyecto no iba a ser fácil.

Mientras los zapatos iban marchando había que pensar en el exterior, una presentación siempre dice mucho, así que diseñé el tipo de cajas que quería mientras buscaba cientos de empresas que pudieran hacérmelas. Tras muchos presupuestos por fin llegó el chico que sopesando diseño, precio iba a hacer las preciosas cajas para mi firma.

Todo fue un proceso largo, les cuento que inicié este proyecto en Abril del 2020 con intención de sacar todo a la venta para las navidades de ese año, pero como les decía antes trabajar en tiempos de pandemia no ha puesto las cosas fáciles para nadie y un año largo después por fin este proyecto sale a la luz.

Hay muchas cosas a tener en cuenta, un diseñador web, un buen fotógrafo, abogada, asesora… todas esas cosas que también tienen costo al final te hacen pensar que si quieres empezar un proyecto hay que arriesgar, hay que invertir y en mi caso ir al banco a pedir un préstamo, antes de ganar hay mucho que gastar pero… quien no arriesga, no gana.

La realidad es que todos los trabajos son maravillosos pero si encima lo que haces lo amas plenamente cada segundo que le dedicas es completamente alucinante, aunque como madre emprendedora en tiempos de pandemia no todos los días pueda dedicar el mismo tiempo les aseguro que cada instante que empleo tiene su recompensa.